Mi novio está empeñado en que hagamos otro viaje a la nieve, que vayamos a esquiar, que a él le encanta y a mí no sé, porque no he esquiado en la vida.
Pero ¿sabéis lo que sí intenté hacer una vez? Snowboard. Sí, siempre he querido practicar ese deporte. Yo, yo que soy más torpe que un pingüino.
Pues hace 3 años decidimos que era hora de que cumpliera "mi sueño", así que compramos un forfait, alquilamos unas botas y una tabla de snow cada uno y allá que nos fuimos.
Me acuerdo del momento en el coche en el que yo estaba super emocionada por hacer snow, sin monitor ni nada, porque somos así de pros (qué ilusa).
No paraba de hacer fotos durante el camino porque se veían las montañas llenas de nieve y nieve a los lados de la carretera. No podíamos habernos quedado ahí (yo con eso ya era feliz) no, teníamos que llegar a las pistas.
P decía que él nunca se había comprado el seguro médico y que ésta no iba a ser una excepción. Yo teniendo en cuenta que era la primera vez que practicaba un deporte en la nieve, y siendo consciente de que se trataba de mí, dije que 3 míseros euros no me iban a arruinar (y menos mal que me hice caso esa vez).
Pero no adelantemos acontecimientos...
¿Vosotros sabéis si sois diestros en la tabla o zurdos? porque si no te has subido a una tabla de snow en tu vida es normal que no tuviera ni puñetera idea. Pues bien, el chico de la tienda me dijo "Ponte de espaldas", le hago caso, y me da un pequeño empujón y pongo delante el pie derecho.
La chica le dijo que con eso no era suficiente, que me lo hiciera otra vez, pero el tío decía que sí, que yo era 'Goofy' (vamos que te diriges con el pie izquierdo). Pero claro, cómo iba a saber el pobre hombre que tratándose de mí tendría que haber hecho caso a la mujer (y varias veces además)... El caso es que yo iba convencida de que era 'Goofy' y P era 'Regular'.
Ya en las pistas recién abiertas, lo que significa que acaban de pasar la máquina de nieve y el suelo está más duro que el cemento (es un dato importante en la historia), nos dirijimos a la primera pista verde. VERDE Dios mío (aquí es dónde empiezo a perder mi sentido del ridículo).
Ya empiezo a tener problemas a la hora de subirme a la maldita cinta teletransportadora con la tabla a mitad poner para no meterme el hostión del siglo (que tranquilos, llega en seguida).
Pero supero la prueba de la cinta con éxito, me abrocho bien las botas, me pongo de pie para esperar a P y que me dé las instrucciones de cómo funciona el asunto. Pero noto como sin yo quererlo la tabla empieza a deslizarse rampa abajo, poco a poco voy cogiendo velocidad, intento dirigirila con el pie izquierdo como me habían dicho en la tienda, pero mi pie izquierdo no responde y en cambio el derecho (que es el que llevaba delante) sí, lo que quiere decir que la tabla se gira para colocar el pie derecho detrás y empiezo a bajar la cuesta de culo, ESTUPENDO... cada vez llevo más velocidad, no puedo frenar porque mis pies no responden como deberían y estoy bajando una rampa de culo ¿Qué podría ir peor?
Empiezo a ponerme muy nerviosa y pienso "o te tiras ya al suelo o te matas", así que intento tirarme al suelo de frente, porque al ser una bajada que estoy bajando de culo la distancia del suelo a mi cabeza si me tiraba así era menor (mi cuerpo va a su puta bola, pero mi cerebro sigue ahí por lo menos), pero la velocidad ganó a mi cuerpo y su estúpida forma de no obedecerme cuando más lo necesito y caí de espaldas.
Gafas por el aire, yo rebotando por la nieve... en fin, podéis imaginar la situación.
Una vez conseguí recuperar la respiración pensé, vale Inma, mueve las piernas... y no podía, Dios ¡¡me había quedado paralítica!! (pensaba), hasta que caí en la cuenta de que no podía mover las piernas gracias a las botas engachadas a la tabla.
Y la historia concluye con la moto de nieve recogiéndome del suelo, con un chico muy majo diciéndome "¿te puedes sentar? eso es buena señal" y un médico avisándome de que estaría un mes con dolores de espalda (la primera semana no me pude mover de la cama ¡gracias sensible coxis!).
En realidad el final prosigue a cuando ya estaba en mi casa, pero eso lo dejo para otro día, que esta historia ya se ha extendido demasiado.
Así que ya sabéis amigos, si alguna vez hacéis snowboard por libre y os dicen que sois Goofy, confirmadlo varias veces para no perder el control y acabar sientiéndote como una abuela durante todo un mes porque cada mínimo movimiento, incluso que te pongan una manta por encima, hace que te duela hasta el alma.
Pero algún día haré esquí, y me romperé una rodilla (o las dos).